Los amigos son el combustible del alma

I

Como siempre se ha dicho los amigos en cierta forma es la familia que elegimos tener, son aquellos que te levantan de una terrible o no tan terrible caída, aquellos con los que decidimos compartir nuestros mas profundos secretos, nuestros mas profundos miedos, y nuestras mas grandes alegrías.

Y todo lo tan maravilloso que es tener un amigo empieza con un simple: Hola! Cuando todo parecía perdido, una persona se cruza en tu existencia y te sonríe, y así de simple y de extraño nos encontramos ante el maravilloso y simple milagro de la amistad.

Un encuentro casual en un pasillo, en ese café donde sueles ir por las tardes y no habías fijado que esa persona también estaba allí.

Cuando te sonríe se produce una caricia en el alma, que no hace falta algún contacto físico para que suceda; solo que el milagro de la sonrisa llegue a la persona indicada y al corazón indicado, resultando una amistada que durara por siempre.

Algunos piensan que las amistades por siempre significan una presencia física eterna, pero ahora bien, no necesariamente tiene que ser así, es eterna porque permanece en nuestros recuerdos por siempre; esa caricia siempre estará allí, siempre existirá la cura de esa herida, o esa felicidad que nos produjo esa persona en nuestra alma.

Por esas palabras, por esa sonrisa tuvimos fuerzas para seguir nuestro camino. Todas las esperanzas de un destino están puestas es una respuesta, en una sonrisa. Se suelen confundir con una presencia perpetua, sin un dejar ir ni un dejar vivir, apartándonos de nuestro sendero.

Por otro lado tenemos los que dejan ir tanto, que apartan a los que quieren estar, y se crea nuevamente el conflicto, el desequilibrio, porque a veces estamos tan sumergidos en nuestras realidades que se alejan de la conciencia del otro, alejando y despistando a esas personas que por decisión propia desean estar.

II

Un día más tarde

Y los amores se alejan, y esas almas gemelas se separan sin querer.

Toda una vida en este menester, y a veces no se encuentra la forma de cambiar.

Creo que las inseguridades nos alejan de los seres que siempre están allí, inseguridad de estar solo, inseguridad de ser descubiertos.

Inseguridad de revelar todo un mundo interno que muchas veces es difícil de explicar e incluso de entender, entonces o dejamos d relacionarnos con nuevas personas que nos aporten tanta información que ni conocíamos, o tal vez no dejamos que los que están sigan su camino.

Nuevas personas renuevan los espíritus estancados, esos que vemos sin motivación o sin brillo. Pero algunos otros, simplemente no se quedan mucho tiempo, por la simple posición de no profundizar ni en la vida del otro ni en la de ellos, evadiendo todo tipo de confrontaciones con las almas. Con esas almas que en ocasiones tienen tanto que decir y no la dejamos hablar; y el contacto se hace esporádico, hasta que perdemos la comunicación y la relación, dándole la espalda a la expresión.

Pero hay veces que la súper dependencia nos nubla los pensamientos y la expresión, nos creemos dueños de la vida del otro, y nos enfermamos de rencor cuando no reaccionan como esperamos, y volvemos al mismo círculo donde no dejamos vivir ni experimentar.

Todo por un supuesto deber ser que estructuramos en nuestra mente y conduce nuestro comportamiento, sin darnos cuenta que ese parámetro nos funciona solo a nosotros, no a los demás.

Puede que podamos formar parámetros, pero estando claros que es exclusivo de nuestro comportamiento y no podemos esperar que el otro, ese otro que queremos tanto, reaccione igual a nosotros. Puede que haya similitud en comportamientos, reacciones y sentimientos, pero nunca serán iguales, porque se perdería la esencia de lo que tanto amamos de ese otro, porque ese amor esta fundado en esas similitudes y esas diferencias, y se pierde nuevamente el equilibrio.

Y si no se aprecia ese ser distinto, si no reconoces esa libertad y esa atadura, que parece contradictoria, pero es real y cierta, se pierden las ganas de compartir y disfrutar de él.